Las estrellas comenzaron a
aparecer en el cielo oscuro como pequeños luceros resplandecientes.
El carruaje paró de repente
frente a un hostal viejo y mugriento, donde podrían pasar la noche. Al entrar,
se podía observar las paredes de madera que estaban muy dañadas y viejas, el
sonido que hacían los pasos al andar era señal de que el suelo tampoco estaba
en muy buenas condiciones. A la derecha estaba el mostrador y detrás un joven
de cabellos oscuros y ojos claros de unos 12 años, entretenido con una pluma y
una hoja gastada, recibiendo a las visitas. Al fondo estaba la escalera para
subir al piso de arriba. Y a la izquierda había una puerta que estaba cerrada.
-Bienvenidos al hotel
Dallas.- dijo el joven. Se bajó de su silla y fue corriendo hacia la puerta.-
¡Abuelo! ¡Tenemos visita!- gritó el muchacho. Y de nuevo regresó a su asiento.
Detrás de la puerta se
podían escuchar los pasos de un hombre acercándose. Y apareció un anciano de
pelo canoso, con bastante movilidad para su edad.
-Muy buenas. Me llamo
Dallas y soy el dueño del hotel. ¿Vienen para quedarse? ¿O sólo están de paso?-
dijo con una voz ronca.
-Venimos para quedarnos
esta noche, si es posible.- dijo Tess.
-Muy bien. Tenemos 3
habitaciones con dos camas para cada uno. Repartíos a vuestro gusto. El hostal
es de 7 monedas de plata, incluimos la cena.- dijo el hombre, mientras el joven
le daba las llaves a Renée.
-Gracias.-respondió Renée.
Después de unos 10 minutos. Norah y Renée se quedaron con la habitación 2. Los
gemelos dormirían en una misma cama y con Tess, en la habitación 4. Y el chófer
se quedaría con la 5. Llevaron sus maletas cada uno a su habitación, después de
una sopa caliente. Norah llegando a la cama lo único que se quitó fue aquellos
pantalones mugrientos, al menos podía dormir un poco limpia, pero con unos pelos…prefería
ni mirárselos. No podría ducharse hasta que no llegase al Reino de Dalmot.
Sumergida en sus pensamientos y con el agotamiento de todo el día, se quedó totalmente
dormida.
A la mañana siguiente, el
sol amanecía en el horizonte haciendo juego de colores, el rocío en la hierba y
los pájaros empezando a cantar.
Nathaniel observa el
amanecer, mientras recogía sus cosas de la pequeña acampada que hicieron
anoche. Gary, intentó apagar las últimas brasas que quedaban del fuego.
-¿Falta mucho para
llegar?- preguntó Nate.
-No. Supongo que a
mediodía o antes, llegaremos.- los dos montaron en sus caballos y siguieron su
camino. De repente, un extraño ruido se oyó detrás de ellos. No estaba del todo
cerca pero se acercaba.
-Nate. ¿Has escuchado eso?
–dijo parando a su caballo. Nate lo imitó.
-¿Qué ruído?- de pronto
una flecha cayó al lado del caballo de Nate.
-Ese ruido.- dijo Gary. Los
dos miraron rápidamente en la dirección de donde provenía aquella flecha. Observaron
a un grupo de soldados armados, amenazándolos con flechas y espadas.
-¡¡CORRE!!- gritó Gary. Salieron
corriendo, y los soldados lo siguieron. Se sumergieron en el bosque, entre la
maleza y los árboles intentando despistarlos, pero no se despegaban de ellos. -¡Nate!
Separémonos. Ve tú a la izquierda y yo iré a la derecha. Cuando los despistemos
nos encontraremos aquí.- Nate asintió. Los soldados ya estaban muy cerca, en
ese momento Gary y Nathaniel fueron cada uno a un lado.
Nate salió disparado hacia
la izquierda, 4 soldados lo siguieron. Él no tenía nada planeado. Simplemente salir
corriendo y de alguna forma despistarlos.
En frente suyo, esquivó
una rama que estaba inclinada, en el último segundo para que el soldado que
estuviera más cerca de él no la viera, y así no le diera tiempo a reaccionar. Éste
cayó. Sólo faltaban 3 soldados. Quedaba muy por delante de ellos. La caída del
soldado los había alentado. Así que, tenía una gran oportunidad para
despistarlos sin que se dieran cuenta.
Al atravesar una maleza de
plantas y matorrales. Él rápidamente se bajó del caballo sin que éste se
parase. Enseguida se escondió tras un tronco robusto. Vio aparecer a los tres
soldados que ciegamente seguían persiguiéndoles. Aquella maleza les impedía ver
bien, y no se percataron de que éste ya no estaba montando.
Sabía que no los podía
tener engañados durante mucho tiempo, pero esperaba que fuera lo suficiente
para que no diesen vuelta atrás. De repente sintió un cosquilleo por las manos
que se extendía por todo el brazo.
Aquel árbol donde se había
escondido ocultaba una colonia de hormigas, que ahora estaban por todo su
cuerpo.
Gary, corría montado en su
caballo blanco en dirección hacia la derecha. Le seguían 5 soldados, y uno de
ellos era el que dispara flechas. Tenía que deshacerse de él lo primero. Pero aún
no sabía como.
Empezó a observar los árboles.
El siguiente árbol por el que pasaría, tenía algunos frutos en sus ramas. Cuando
se acercó recogió unas cuantas. Eran redondas y esponjosas, de un color rosado
y anaranjado. A primera vista no reconoció la fruta que era exactamente. Pero sin
pensárselo dos veces, miró hacia atrás y tiró unas frutas a la cara del primer
soldado más cercano, llenándolo de un pringoso jugo que hizo que perdiese la
visión y cayera del caballo. Sólo le quedaban dos frutos más. De nuevo miró
hacia atrás y tiró al siguiente soldado, el que poseía el arco. Éste la esquivó.
Gary rápidamente tiró la siguiente y éste le dio en la mano donde sostenía el
arco, haciéndolo caer al suelo. Un peligro menos, pero aun tenía 4 soldados
detrás de él.
Gary seguía a delante. No se
le ocurría nada. Ellos no se despegaban de él. Así que sólo se le ocurrió una
cosa. Pelear.
Paró repentinamente su
caballo, y se bajó de él. Sacó su espada de la vaina y los esperó desafiante.
Los soldados pararon donde Gary los esperaba
con una espada, en posición de pelear. Ellos sonrieron por el cambio de planes,
y por las ganas de pelear de éste aunque ellos fuesen mayoría.
Los 4 se bajaron de sus
caballos y se colocaron en posición de ataque.
Algunos ya conocían a
Gary, escucharon que era un genio con la espada, y que empezó a dar clases al
príncipe, pero realmente siempre fue un sirviente del castillo, y nada más. No podía
ser gran cosa.
Uno de los 4, se abalanzó
contra él alzando la espada, con intención de partirle en dos. Gary bloqueó su
ataque colocando su espada horizontalmente contra la suya. Y con su fuerza lo
apartó de él unos metros. Los otros 3 soldados estaban expectantes. Esperando a
que les llegara su turno. De nuevo el soldado se acercó a él con un grito de
guerra. Gary se echó a un lado esquivándolo. Y estando de espaldas a él, con la
punta de su espada le golpeó en el trasero. Éste pegó un brinco dándose rápidamente
la vuelta. Espada y espada chocaron entre sí golpeándose con fuerza. Mientras Gary
atacaba, el soldado podía defenderse sin darle tiempo a atacar, caminando hacia
atrás. Hasta que tropezó y cayó al suelo, dándose un golpe en la cabeza contra
un tronco y perdiendo el conocimiento.
-¿El siguiente?- sugirió Gary.
Otro soldado salió a su encuentro. Se notaba que éste no había luchado mucho en
su vida como soldado. La espada la tambaleaba a diestro y siniestro. Gary fácilmente
se abrió camino con su espada, le cogió la muñeca con la que sostenía la espada
y le dio un codazo en el pecho haciéndola caer, y acto seguido en el estómago cayendo
redondo al suelo. Los dos últimos soldados se abalanzaron contra él. Los dos
atacaban y se defendían. Gary esquivaba sus ataques como un auténtico
profesional. Se acercó a uno de ellos esquivando su ataque y colocándose detrás
de él, propinándole un golpe en la cabeza. Éste se desmayó, Gary cogió el
cuerpo del soldado antes de que cayese al suelo. Para protegerse del ataque del
otro, que le dio de lleno en el estómago. Acabando con su vida. Gary,
aprovechando que la espada del contrario aun seguía en el cuerpo del soldado. Retiró
rápidamente al hombre muerto junto con la espada. El soldado se quedó atónito,
sin saber qué hacer. Gary le lanzó un puñetazo en toda la cara, seguido de una
patada en el estómago. Éste cayó al suelo, perdiendo el conocimiento.
Por fin, había acabado con
todos ellos. Hacía tiempo que no peleaba de esa forma, y al parecer no había
olvidado nada.
Cogió su caballo por las
riendas, tirando de él para llegar al lugar donde se iba a encontrar con
Nathaniel.
Tranquilamente caminando
por las sendas del bosque, sintió como la tierra se lo tragaba, llevándoselo a
las profundidades.
Aquella sensación paró de
repente, cayendo en un suelo duro. Un dolor agonizante le recorrió todo su
cuerpo. Observó a su alrededor, ¿Dónde había caído? ¿En un hoyo? Sí. Era uno de
esos hoyos que la gente hacía para cazar a presas de considerable tamaño.
Y ahora él, había sido
cazado.
Que intriga ¬¬ ¿No le pasará nada a Nate no? Quiero que se enamora de Norah!! Me cae bien no cómo esos enanos duplicados. Me extraña que no la hayan armado en este capítulo O.O
ResponderEliminarjajajaj si estaan descansando del viaje jajajaaa!
ResponderEliminaryaa mismoo todos se conoceraan!
Meeeeeencantaaaaa :D nooo puedo esperar para leeer el siguiente capituloo soy fan de Nate malditas hormigas -.- pobrecitos que habran hecho ellos para merecer tal castigo?? Me encnata la historia :) te sigooo
ResponderEliminarMuuuchisimas Gracias por tu comentario! y me encantaa qe te encantee!
ResponderEliminarjajajaa siempre les tieene qe pasaar aalgo ..qe le vamos aacer! jajaj :)