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jueves, 13 de septiembre de 2012

Capitlo 7


Las estrellas comenzaron a aparecer en el cielo oscuro como pequeños luceros resplandecientes.
El carruaje paró de repente frente a un hostal viejo y mugriento, donde podrían pasar la noche. Al entrar, se podía observar las paredes de madera que estaban muy dañadas y viejas, el sonido que hacían los pasos al andar era señal de que el suelo tampoco estaba en muy buenas condiciones. A la derecha estaba el mostrador y detrás un joven de cabellos oscuros y ojos claros de unos 12 años, entretenido con una pluma y una hoja gastada, recibiendo a las visitas. Al fondo estaba la escalera para subir al piso de arriba. Y a la izquierda había una puerta que estaba cerrada.
-Bienvenidos al hotel Dallas.- dijo el joven. Se bajó de su silla y fue corriendo hacia la puerta.- ¡Abuelo! ¡Tenemos visita!- gritó el muchacho. Y de nuevo regresó a su asiento.
Detrás de la puerta se podían escuchar los pasos de un hombre acercándose. Y apareció un anciano de pelo canoso, con bastante movilidad para su edad.
-Muy buenas. Me llamo Dallas y soy el dueño del hotel. ¿Vienen para quedarse? ¿O sólo están de paso?- dijo con una voz ronca.
-Venimos para quedarnos esta noche, si es posible.- dijo Tess.
-Muy bien. Tenemos 3 habitaciones con dos camas para cada uno. Repartíos a vuestro gusto. El hostal es de 7 monedas de plata, incluimos la cena.- dijo el hombre, mientras el joven le daba las llaves a Renée.
-Gracias.-respondió Renée. Después de unos 10 minutos. Norah y Renée se quedaron con la habitación 2. Los gemelos dormirían en una misma cama y con Tess, en la habitación 4. Y el chófer se quedaría con la 5. Llevaron sus maletas cada uno a su habitación, después de una sopa caliente. Norah llegando a la cama lo único que se quitó fue aquellos pantalones mugrientos, al menos podía dormir un poco limpia, pero con unos pelos…prefería ni mirárselos. No podría ducharse hasta que no llegase al Reino de Dalmot. Sumergida en sus pensamientos y con el agotamiento de todo el día, se quedó totalmente dormida.


A la mañana siguiente, el sol amanecía en el horizonte haciendo juego de colores, el rocío en la hierba y los pájaros empezando a cantar.
Nathaniel observa el amanecer, mientras recogía sus cosas de la pequeña acampada que hicieron anoche. Gary, intentó apagar las últimas brasas que quedaban del fuego.
-¿Falta mucho para llegar?- preguntó Nate.
-No. Supongo que a mediodía o antes, llegaremos.- los dos montaron en sus caballos y siguieron su camino. De repente, un extraño ruido se oyó detrás de ellos. No estaba del todo cerca pero se acercaba.
-Nate. ¿Has escuchado eso? –dijo parando a su caballo. Nate lo imitó.
-¿Qué ruído?- de pronto una flecha cayó al lado del caballo de Nate.
-Ese ruido.- dijo Gary. Los dos miraron rápidamente en la dirección de donde provenía aquella flecha. Observaron a un grupo de soldados armados, amenazándolos con flechas y espadas.
-¡¡CORRE!!- gritó Gary. Salieron corriendo, y los soldados lo siguieron. Se sumergieron en el bosque, entre la maleza y los árboles intentando despistarlos, pero no se despegaban de ellos. -¡Nate! Separémonos. Ve tú a la izquierda y yo iré a la derecha. Cuando los despistemos nos encontraremos aquí.- Nate asintió. Los soldados ya estaban muy cerca, en ese momento Gary y Nathaniel fueron cada uno a un lado.
Nate salió disparado hacia la izquierda, 4 soldados lo siguieron. Él no tenía nada planeado. Simplemente salir corriendo y de alguna forma despistarlos.
En frente suyo, esquivó una rama que estaba inclinada, en el último segundo para que el soldado que estuviera más cerca de él no la viera, y así no le diera tiempo a reaccionar. Éste cayó. Sólo faltaban 3 soldados. Quedaba muy por delante de ellos. La caída del soldado los había alentado. Así que, tenía una gran oportunidad para despistarlos sin que se dieran cuenta.
Al atravesar una maleza de plantas y matorrales. Él rápidamente se bajó del caballo sin que éste se parase. Enseguida se escondió tras un tronco robusto. Vio aparecer a los tres soldados que ciegamente seguían persiguiéndoles. Aquella maleza les impedía ver bien, y no se percataron de que éste ya no estaba montando.
Sabía que no los podía tener engañados durante mucho tiempo, pero esperaba que fuera lo suficiente para que no diesen vuelta atrás. De repente sintió un cosquilleo por las manos que se extendía por todo el brazo.
Aquel árbol donde se había escondido ocultaba una colonia de hormigas, que ahora estaban por todo su cuerpo.

Gary, corría montado en su caballo blanco en dirección hacia la derecha. Le seguían 5 soldados, y uno de ellos era el que dispara flechas. Tenía que deshacerse de él lo primero. Pero aún no sabía como.
Empezó a observar los árboles. El siguiente árbol por el que pasaría, tenía algunos frutos en sus ramas. Cuando se acercó recogió unas cuantas. Eran redondas y esponjosas, de un color rosado y anaranjado. A primera vista no reconoció la fruta que era exactamente. Pero sin pensárselo dos veces, miró hacia atrás y tiró unas frutas a la cara del primer soldado más cercano, llenándolo de un pringoso jugo que hizo que perdiese la visión y cayera del caballo. Sólo le quedaban dos frutos más. De nuevo miró hacia atrás y tiró al siguiente soldado, el que poseía el arco. Éste la esquivó. Gary rápidamente tiró la siguiente y éste le dio en la mano donde sostenía el arco, haciéndolo caer al suelo. Un peligro menos, pero aun tenía 4 soldados detrás de él.
Gary seguía a delante. No se le ocurría nada. Ellos no se despegaban de él. Así que sólo se le ocurrió una cosa. Pelear.
Paró repentinamente su caballo, y se bajó de él. Sacó su espada de la vaina y los esperó desafiante.
 Los soldados pararon donde Gary los esperaba con una espada, en posición de pelear. Ellos sonrieron por el cambio de planes, y por las ganas de pelear de éste aunque ellos fuesen mayoría.
Los 4 se bajaron de sus caballos y se colocaron en posición de ataque.
Algunos ya conocían a Gary, escucharon que era un genio con la espada, y que empezó a dar clases al príncipe, pero realmente siempre fue un sirviente del castillo, y nada más. No podía ser gran cosa.
Uno de los 4, se abalanzó contra él alzando la espada, con intención de partirle en dos. Gary bloqueó su ataque colocando su espada horizontalmente contra la suya. Y con su fuerza lo apartó de él unos metros. Los otros 3 soldados estaban expectantes. Esperando a que les llegara su turno. De nuevo el soldado se acercó a él con un grito de guerra. Gary se echó a un lado esquivándolo. Y estando de espaldas a él, con la punta de su espada le golpeó en el trasero. Éste pegó un brinco dándose rápidamente la vuelta. Espada y espada chocaron entre sí golpeándose con fuerza. Mientras Gary atacaba, el soldado podía defenderse sin darle tiempo a atacar, caminando hacia atrás. Hasta que tropezó y cayó al suelo, dándose un golpe en la cabeza contra un tronco y perdiendo el conocimiento.
-¿El siguiente?- sugirió Gary. Otro soldado salió a su encuentro. Se notaba que éste no había luchado mucho en su vida como soldado. La espada la tambaleaba a diestro y siniestro. Gary fácilmente se abrió camino con su espada, le cogió la muñeca con la que sostenía la espada y le dio un codazo en el pecho haciéndola caer, y acto seguido en el estómago cayendo redondo al suelo. Los dos últimos soldados se abalanzaron contra él. Los dos atacaban y se defendían. Gary esquivaba sus ataques como un auténtico profesional. Se acercó a uno de ellos esquivando su ataque y colocándose detrás de él, propinándole un golpe en la cabeza. Éste se desmayó, Gary cogió el cuerpo del soldado antes de que cayese al suelo. Para protegerse del ataque del otro, que le dio de lleno en el estómago. Acabando con su vida. Gary, aprovechando que la espada del contrario aun seguía en el cuerpo del soldado. Retiró rápidamente al hombre muerto junto con la espada. El soldado se quedó atónito, sin saber qué hacer. Gary le lanzó un puñetazo en toda la cara, seguido de una patada en el estómago. Éste cayó al suelo, perdiendo el conocimiento.
Por fin, había acabado con todos ellos. Hacía tiempo que no peleaba de esa forma, y al parecer no había olvidado nada.
Cogió su caballo por las riendas, tirando de él para llegar al lugar donde se iba a encontrar con Nathaniel.
Tranquilamente caminando por las sendas del bosque, sintió como la tierra se lo tragaba, llevándoselo a las profundidades.
Aquella sensación paró de repente, cayendo en un suelo duro. Un dolor agonizante le recorrió todo su cuerpo. Observó a su alrededor, ¿Dónde había caído? ¿En un hoyo? Sí. Era uno de esos hoyos que la gente hacía para cazar a presas de considerable tamaño.
Y ahora él, había sido cazado.

4 comentarios:

  1. Que intriga ¬¬ ¿No le pasará nada a Nate no? Quiero que se enamora de Norah!! Me cae bien no cómo esos enanos duplicados. Me extraña que no la hayan armado en este capítulo O.O

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  2. jajajaj si estaan descansando del viaje jajajaaa!
    yaa mismoo todos se conoceraan!

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  3. Meeeeeencantaaaaa :D nooo puedo esperar para leeer el siguiente capituloo soy fan de Nate malditas hormigas -.- pobrecitos que habran hecho ellos para merecer tal castigo?? Me encnata la historia :) te sigooo

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  4. Muuuchisimas Gracias por tu comentario! y me encantaa qe te encantee!
    jajajaa siempre les tieene qe pasaar aalgo ..qe le vamos aacer! jajaj :)

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