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domingo, 24 de junio de 2012

Capitulo 1

Había fuego por todas partes, y un humo que traspasaba los pulmones con una tos interminable. ¿Donde estaba su madre? ¿Y su padre? No podía ver nada, todo estaba cubierto de oscuridad. No podía parar de llorar. La temperatura era escandalosamente alta, demasiado calor para soportarlo. Sentía que se mareaba, y no veía la salida. Era incapaz incluso de abrir los ojos.
De pronto una mano salvadora la coge en brazos, lo más rápido que puede y se va corriendo de aquel lugar. Un momento después siente como una brisa refrescante le roza su pequeña cabeza, y sin pensarlo dos veces abre los ojos.
Estaba en brazos de su tía Renée que parecía tener quemaduras por todas partes y con sus ropajes rasgados, estaban fuera de su casa, podía observar como se derrumbaba entre la llamas, igual que casi todas las casas del reino de Alian, todo estaba cubierto por el fuego abrasador. No podía parar de llorar, mientras que su tía la consolaba como podía. Ella sólo tenía 6 años y no sabía como tomarse lo que sus pequeños ojos observaban, como la gente salía gritando y llorando, viendo como sus casas, familiares y amigos eran arrastrados por el fuego.
Unos cuantos carruajes pasaban por las calles llenos de personas sin vida que eran tirados más adelante en un terreno llano para después ser enterrados, la niña observó un pequeño destello rojo entre aquella multitud, se acordó de su madre y de las ganas que tenía de estar con ella, aunque no paraba de llorar se intentó soltar de su tía, una vez hecho se fue corriendo detrás del carruaje, su tía corrió tras ella pero era difícil alcanzarla con tanta multitud por las calles, por un momento la perdió y sentía que el corazón le daba un vuelco. Vio a su amiga Tess, que había perdido a su marido en aquella masacre, se encontraba sentada en medio de la calle con algunas de sus pertenencias que había conseguido salvar, y le preguntó:
-Tess, ¿Has visto a Norah?- la muchacha con lágrimas en los ojos asintió y le señaló el lugar por donde se había dirigido. Ella le dio un fuerte abrazo del cual las dos empezaron a llorar.-Gracias. ¿Te encuentras bien?- ella no pudo pronunciar palabra alguna, simplemente asintió a su pregunta.
Renée se fue corriendo en aquella dirección y se encontró con toda una multitud de personas que habían caído en la guerra y se encontraban tiradas allí.
-¡Norah! ¡Norah!- gritó varias veces, y entonces pudo observar a su sobrina agachada y abrazando a un cuerpo tirado en el suelo. Estaba llorando y gritando.
-¡Mamá!- Fue acercándose despacio y vio que se trataba de su hermana muerta. Ella se llevó la mano a la boca y no pudo evitar ver caer lágrimas de tristeza por su mejilla. Se agachó junto a su sobrina, se abrazaron mutuamente llorando sin parar. Observó el colgante de su hermana, se acercó y lo cogió. Después, se acercó a su sobrina y se lo enganchó al cuello.
-Ahora es tuyo, Norah.- La pequeña la miró con sus pequeños ojos verdes que parecían negros en la noche, llenos de tristeza, temor y confusión, mientras que la abrazaba fuertemente para que su tía no la dejase sola nunca más.
-No me dejarás sola, ¿Verdad?- preguntó la niña. Su tía sonrió.
-Jamás.


10 Años después...
El Rey Klaus paseaba por los jardines de su palacio. Era uno de los pocos lugares en los que se sentía libre de la política, el Reino… El Rey Klaus, era uno de los reyes de Aldapor. Era el rey, del reino de Alian. Tenía un hijo Nathaniel, futuro rey. Su esposa Helena, murió a causa de una enfermedad incurable, poco tiempo de nacer su hijo.
Él amaba a su Reino y quería llevar la paz, pero eso era un trabajo bastante difícil e incluso agotador. Por eso recurría a su fiel amigo Helbus Bergerat, si el rey muriera, Nathaniel al ser menor de edad no podría ocupar su puesto, así sería Helbus quien ocupase su lugar hasta que Nathaniel cumpliera los 18, ahora sólo tenía 17.
-¡Padre!- se escucha una voz a lo lejos acercándose rápidamente. Klaus se volvió. Era su hijo. Rubio y ojos azules como su madre, pero la valentía y la fuerzan era de su padre. Llevaba una espada en la mano y se la estaba colocando en la cintura.
-¿Has estado con Gary practicando, otra vez? -Dijo sonriendo. Gary era un sirviente del castillo, que era el mejor con la espada. Nathaniel siempre lo había admirado. El rey le dijo que le ascendería el sueldo si accedía a dar clases a su hijo. Por eso accedió a darle clases al príncipe para que en un futuro fuera el mejor espadachín.
-Sí, intento mejorar todo lo que puedo, padre. Loreen dijo que me buscábais.- Loreen era unas de las doncellas que trabajaban en el palacio y cuidaba de Nathaniel desde que su madre murió. Klaus sonrió.
-Muy bien, ahora ven conmigo.- dijo poniéndole la mano en su hombro.- Quiero mostrarte algo.
Padre e hijo llegaron a la sala donde el rey trabajaba y se llevaba la mayor parte de su tiempo.
-¿Qué queréis mostrarme?- el rey se dirigió hacia el escritorio y abrió uno de sus cajones, cogiendo algo de su interior.
El rey se acercó a su hijo, le coge de la mano y se la aplana.
-Esto es tuyo.- Nathaniel, abre los ojos sorprendido. Era una medalla de oro macizo, con la marca del anillo de Klaus. Era lo que representaba a una persona si pertenecía a la realeza. Y el cual era entregado el día de su coronación.
-Padre, creo que os habéis precipitado. ¿Por qué me la dais ahora?
-No me he precipitado Nate, presiento tiempos peores y últimamente no me encuentro muy bien de salud, esto podría ayudarte. Sólo tienes que ser responsable y no perderla, no es una tarea tan difícil. Aunque Helbus siempre estará ahí para ayudarte.- los dos sonrieron. Un golpe en la puerta los interrumpió. -Pasad.- dijo firmemente el rey.
-Querido Klaus, tengo buenas noticias.- Helbus, el mejor amigo del rey, siempre con una cara tan seria e incluso con las buenas noticias parecía no estar muy conforme.
-Las buenas noticias siempre son bien recibidas.-Dijo Klaus acercándose a Helbus a quien le pasó la mano por el hombro.
-Los rebeldes han decidido retirarse, y dejarán de causar problemas.- Los rebeldes era un grupo de hombres del reino de Alian, que se rebelaron contra el rey Klaus por algunas leyes que el propuso y que la gente no estaban muy de acuerdo.
-¿Enserio? Es una muy buena noticia querido amigo.- dijo Klaus entre risas.- ¿como lo habéis conseguido?
-Pues sólo había que asustarles un poco, pero dejemos esta charla para luego y brindemos por la paz en el reino de Alian.
-Esa sí que es una gran idea querido amigo, Nathaniel, haznos el favor hijo de traer unas bebidas.
-Sí padre.
-¡No! Espera, ya llamo yo a Gary para que nos traiga las bebidas.
-Bueno como quieras Helbus.
-¡Gary!- el hombre entra sigilosamente en el salón.
-¿Sí, señor?
-Tráenos unas copas para hacer un brindis
-Enseguida mi señor.- un rato después, los tres estaban riendo de alegría, bebiendo y haciendo brindis tras brindis.
-No Helbus no me conviene.- dijo Klaus entre risas.
-Vamos hombre ésta será la última querido amigo, te lo aseguro. ¿Quieres otro muchacho?
-No, no gracias, Helbus.
-Como quieras Nate.- Helbus le entregó una copa a Klaus, Nate se sentó y se acomodó en uno de los sofás del estudio.
Klaus tragó su copa de golpe, de pronto una terrible tos lo azotaba y cada vez más fuerte.
-¿Klaus?- dijo Helbus preocupado.
-¡Padre!- gritó Nathaniel. El rey seguía tosiendo intentaba calmarse pero aquello era imposible, por dentro sabía que algo maligno se extendía por su cuerpo, muchísima gente lo rodeó intentándole ayudar de alguna forma. Pero era inútil. Nathaniel estaba paralizado no sabía qué hacer. Helbus estaba con Klaus ayudándolo de alguna forma.
Klaus se encontraba en la cama, estaba pálido quieto, apenas respiraba. Nathaniel estaba a su lado, intentando contener algunas lágrimas, pero era inevitable. Su padre se le escapaba por segundos.
-Nate…-se pudo escuchar de la boca de Klaus.
-Padre.
-Ahora debes de ser responsable y cuidar de nuestro reino, cuando cumplas los 18. Estoy seguro de que serás un buen rey y estaré orgulloso de ti…- Nate le cogió la mano, asintiendo.
-Lo estarás.- dijo Helbus entrando en la habitación.- Será un buen rey. Yo ocuparé tu lugar viejo amigo e intentaré hacer todo lo pasible para que la paz reine en este reino.
-Así se habla Helbus…-susurró.- Espero que la vida os sonría a los dos...- dijo Klaus sonriendo.
-¡A ti también te sonríe padre!
-Me temo que esa sonrisa se ha apagado…hijo mío…cuida de tu pueblo…- Fueron las últimas palabras del rey Klaus, su último suspiro, su último aliento…
-Lo haré, te lo prometo ¡Padre, te juro que lo haré!- gritó Nate llorando sin poder hacer nada, aun sosteniendo la mano de su padre. Helbus le puso su mano encima.
-No te preocupes muchacho, ahora estará en un lugar mejor.

6 comentarios:

  1. me gustaria qe supierais ..qe los nombre se an cambiado!! y algunos personajes tambnn!

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  2. Hola!! Me ha gustado mcuho!! Escribes muy bein y espero saber más prontito^^
    Te espero en mis blogs, si clicas en mi usuario los verás.
    Un beso!

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  3. Tiene muy muy buena pinta. Me encantan las novelas de fantasía y los nombres están bastante acertados. Soy incondicional de este tipo de novelas y la tuya parece ir viento en popa. ¡Espero el siguiente pronto para opinar a cerca de los personajes y de la propia historia!
    Besos

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  4. Graciaas! en serioo creeo qe prontitoo sabreeis maas sobre el siguientee capituloo! jajaj Muchas Graciass! espero qe os gustee como sigee la historia ^^

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  5. Me gustó~ No soy muy de novelas de fantasía, pero me resultó entretenida. Ya me voy a leer el resto! <3

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